LA NECESIDAD
Y es particularmente difícil decirles a sus hijos que no pueden tener un teléfono celular, inclusive para niños en primaria, donde el artefacto tecnológico se ha convertido en un símbolo de estatus.
Y es particularmente difícil decirles a sus hijos que no pueden tener un teléfono celular, inclusive para niños en primaria, donde el artefacto tecnológico se ha convertido en un símbolo de estatus.
Sherry Budziak, una madre en Vernon Hills, Illinois, dice que su hija de 6 años tiene amiguitas que envían textos usando el iPod Touch, un artefacto que no tiene conexión telefónica pero sí de Internet.
Ella no está dispuesta a permitir eso. Pero sí le autorizó a su hija de 11 años tener un iPhone, para poder mantenerse en contacto. Budziak, quien trabaja en el sector tecnológico y sabe cómo funciona un teléfono celular multiusos, ajustó el artefacto de tal manera que la hija puede hacer y recibir llamadas y textos, y utilizar los juegos que sus padres le bajen de la internet.
“Es decir, somos del tipo de padres más conservadores”, comenta Budziak.
Budziak le dice a su hija, y a las amiguitas de ella, que el teléfono es de la mamá, no de la hija. Ello significa que la madre y su esposo monitorean todos los textos y llamadas cuando lo desean.
La clave, insiste, está en la comunicación familiar, en hablar con sus hijos, y en eso coinciden expertos en comunicaciones y en tecnología.
“La tecnología en sí misma, creo yo, no es mala. Las ventajas son mucho más que las desventajas. Pero los padres tienen que estar conscientes de la situación”, opina Daniel Castro, analista de la Fundación para la Información y la Tecnología, un centro de investigaciones con sede en Washington, D.C.
Añade que “parte de la solución es hablarle a los hijos y preguntarles, ¿qué haces, y por qué?”
Es muy común que los adultos no entiendan bien cómo funcionan los teléfonos multiuso, o cómo podrían usarlos sus hijos.
Por lo tanto, a veces faltan directrices para padres, maestros u otros adultos, dice Danah Boyd, investigador de Microsoft Research que se especializa en las tecnologías comunicacionales usadas por adolescentes.
“Durante la última década, en el área de la seguridad en línea, se ha prestado demasiada atención a la vigilancia de los padres. En esta época de aparatos móviles, la vigilancia no funcionará, pero la comunicación sí”, declaró Boyd, quien también trabaja en la Universidad de Nueva York.
Boyd destaca las investigaciones realizadas por Henry Jenkins, director del programa de Medios de Comunicación Social en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Desde hace tiempo Boyd ha promovido que padres, escuelas y programas académicos estudien maneras de comunicarse mejor en el mundo de la internet.
La encuesta Pew se realizó a por teléfono a 802 personas jóvenes de entre 12 y 17 años de todo Estados Unidos, junto con sus padres, entre julio y septiembre del año pasado y en conjunto con el Centro Berkman para Internet y Sociedad de la Universidad de Harvard. El margen de error es de 4,5 puntos porcentuales.
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